Sabéis, estos primeros días de Mayo se celebra Beltane, festividad de todo aquello que late y arde y ríe y es salvaje, exaltación de la sangre en las venas, del florecimiento desmedido y del placer.
En estos días, se baila alrededor del fuego.
Quise decíroslo antes, sabéis, compartir con vosotros el calor de todo lo que es ígneo; pero en Europa han estado encendiendo estos días otra clase de hogueras, otra clase de fuegos y sacrificios, y esto sumado a la ocultación deliberada por parte de los medios y del −indecentemente− autodenominado "periodismo veraz" me ha llenado de asco y horror; y yo no podía invitaros al fuego cuando en Odessa se está quemando gente y este país habla pasajeramente de "activistas" y edificios en llamas como si se tratara de otro azaroso y pintoresco incidente. Había gente ahí dentro, sabéis. Más de cuarenta personas.
Así que regreso hoy para hablaros del fuego y para deciros que disfrutéis como animales, que viváis y luchéis por vuestras metas como bestias enloquecidas; pero también para deciros que están atentando una vez más y más que nunca contra la libertad bajo el amparo de grandes siglas y grandes nombres que todos conocemos, que el grado de amansamiento al que nos someten por sistema está alcanzando cotas de mentira y enmascaramiento impúdicamente inhumanas y aterradoras, que esto ya lo hemos vivido, demonios, y que nadie está a salvo.
Podéis elegir no creerme, perfectamente. Pero si no me creéis a mí, que sea porque no os creéis nada. No asumáis nada. Acudid a diferentes fuentes. Buscad, leed, ved, contrastad. Cuestionad. Reflexionad. Sacad vuestras propias conclusiones −aunque, con que busquéis un poco fuera de los cauces habituales, las evidencias ya no es que dejen mucho margen de error−. Y, sobre todo, recordad, por los dioses, tirad de memoria e historia, no os fiéis de aquellos que reiterada y flagrantemente os han mentido.
Esto es todo.
Feliz Beltane. Sed indómitamente libres.
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