Nos estáis dedicando unos mensajes tan hermosos, unas reacciones tan amables, una acogida tan cálida. Sabemos que nuestra propuesta es dura, bastante arriesgada, sin duda hiriente, y la estáis recibiendo con brazos abiertos y palabras bellísimas. Habéis superado nuestros más ambiciosos deseos.
Debido a vuestra calurosa acogida, la sala La Usina nos ha ofrecido prorrogar la obra, y pocas cosas nos ilusionarían más. No obstante, diversos compromisos laborales individuales e incompatibilidades horarias, sumadas a que hemos de empezar la preproducción de una nueva obra de STRIGA, hacen imposible que podamos prorrogar. Al menos por ahora. En unos meses, antes o después, realmente nos encantaría retomar Hambre y volver a arrojarnos a sus luces y sus sombras, volver a ofrecérosla, a ofrecernos.
Si esto ha sido posible es gracias a vuestra presencia e implicación. Jamás podremos agradecéroslo lo suficiente.
Queda una. Sólo nos resta alcanzar el delirio. Nos vemos este sábado.
(Fotografías por Juan Díaz.)
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