(Ilustración para el cuento de Teresa Blanch Fan Tasmina y el castillo de la colina verde, pendiente de publicación en la editorial
San Pablo.)
Que no sabías, mar
San Pablo.)
Que no sabías, mar
que tú eras ellos,
todos, todas ellas...
Ellas entraron en el marco despacito, sus pies invisibles,
se acomodaron en él y me sonrieron.
Una vez más, no pude hacer otra cosa más que reír de forma absolutamente exaltada y en cierto modo turbadora.
Y esta sed tremenda
de una palidez atroz, de un carmesí desesperado.
Y las orquídeas floreciendo después de varios años,
lentas,
silenciosamente.
(Illustration for the children's tale written by Teresa Blanch Fan Tasmina y el castillo de la colina verde, which will be published soon by San Pablo publishing house.)
They came into the frame slowly, their feet invisible,
they made themselves confortable and smiled at me.
Once again, I could do nothing but start to laugh in an ebullient and somehow disturbing way.
And this terrible thirst
of an atrocious paleness, of a desperate crimson hue.
And the orchids blooming for the first time after several years,
gently,
quietly.